Mi primer encuentro con la música

06.07.2022

Contagiar al niño del deseo de poseer el lenguaje de la música - es el primer objetivo del pedagogo. Ese es el propósito del libro "mi primer encuentro con la música". Los temas y ejercicios son adecuados para los niños y están ordenados considerando la colocación de las manos, la formación de la base de la habilidad pianística y el aprendizaje de la notación. Sin embargo, este material no se debe tomar como el único y sin discusión, el profesor debe encontrar el material adecuado para cada uno de sus alumnos. La intuición pedagógica dictará el mejor camino a seguir con sus retoños.

Mi objetivo principal es hacer interesante y querida la lección de música. Para lograrlo utilizo todo lo que despertará la imaginación del bebe: el material musical, el dibujo, textos de canciones y poemas, la composición de los mismos, el cuento, el acompañamiento, entre otros. Todo esto debe hacer evidente la imagen musical e incluso sugerir los movimientos de las manos.

El mismo profesor debe estar enamorado de su trabajo para lograr atraer a sus alumnos. De este trabajo deben sentir satisfacción los dos.

Muy cierto estaba Kobalévsky cuando decía: "el interés por la música, la atracción por la música, el amor por ella, son condiciones obligatorias para que el niño reciba su regalo y descubra toda su belleza, para que la música cumpla su papel educativo y sea un descubrimiento".


Prólogo

El primer período de educación es decisivo para el destino del futuro músico. Neuhaus decía que no podemos crear talentos, pero si podemos generar las condiciones para que aparezcan.

En mi metodología me dirijo ante todo a los profesores y padres que están de acuerdo en robar un poco de la infancia de sus hijos, a cambio de ganar condiciones duraderas desde la más temprana infancia.

Lo más importante es llevar las lecciones de música de una manera natural, sin sacarlos de la vida infantil, sino todo lo contrario, permitiéndole al niño valorar todo lo agradable y necesario (juguetes, juegos, invenciones )de su mundo infantil.

Es muy importante el ambiente en casa. Si el niño cuenta con familiares que pueden y quieren compartir la formación del niño, entonces felices serán sus días.

El profesor de niños debe generar una atmósfera agradable alegre, apoyar el natural afán por jugar de los niños, despertar su imaginación.

El peligro más extendido en nuestra tarea es: la tensión de los brazos. Para evitarla tenemos melodías entre las dos manos, y solo de 3er dedo. Lo importante es mantener la libertad de los brazos y la naturalidad de los movimientos con el objeto de lograr expresar la idea musical y el sentimiento.

Escogiendo el material para enseñar el traslado de las manos, el "vuelo" a otros intervalos, yo me esfuerzo en desarrollar la movilidad, y la rápida reacción. Para usar articulaciones contrarias: stacatto y legato o matices contrapuestos hay que desarrollar la coordinación de la atención.

Al escoger los temas para el niño, siempre pienso en que hay que arrullarlo con la música, permitiéndole generar por sí mismo la imagen musical. Cada melodía debe quedar impresa en la memoria del niño como una imagen completa que le interesa y despierta su fantasía. Y cada imagen dicta los recursos de ejecución necesarios. De la misma manera, como por sí mismos aparece la necesidad de mostrarlos con determinados movimientos de las manos.

Otro principio en mis clases es inculcar un detallado amor por el trabajo. Si el niño comprendió una imagen determinada, el requerirá expresarlo por sí mismo. Ese deseo de hacerlo por sí mismo es natural. Pero de aquí debe surgir la inclinación para mediante repeticiones conformar una capacidad de trabajo.

Confieso que no temo en dar a los niños muchas cosas. Yo voy tras de todo lo que les interesa, les doy a probar de todo lo que gustan, lo que les atrae, lo que oyen. Estoy convencida de que el éxito de los niños será mayor en tanto en cuanto el material es más emocionante para ellos. Estoy convencida también de que la ejecución se perfeccionará en el crecimiento de la personalidad del niño, con el acumulamiento de nuevos recursos de ejecución.

La interpretación decía Pajúlski debe madurar con el interprete: mucho de lo que hoy el alumno no siente no escucha y por tanto no interpreta, se escuchará mañana, o después de un mes o un año: entonces será el momento para completar el trabajo.

Doy bastantes cosas para tocar, y exijo siempre recordar y mantener el repertorio. Mis alumnos recuerdan lo que hemos tocado en 11 o 15 años. Sin repetir estas piezas regularmente, aunque sea esporádicamente no se perfeccionan las habilidades y no se completa el conocimiento del material musical Al recordar lo aprendido el alumno requerirá diversificar su toque, surgirán nuevas imágenes sonoras que producirán nuevas técnicas en piezas ya aprendidas.

Mi método también exige una regular contacto con el oyente. Yo inculco en mis chicos que todo lo aprendido hay que mostrarlo al público. Una natural culminación de etapa en mi clases es el concierto - recopilatorio de cada alumno. El contacto con el oyente en casa, la escuela, la familia, etc. Es la oportunidad de sentir la máxima responsabilidad por la calidad de su ejecución. Hay que trabajar para que nuestros alumnos sientan esta necesidad por sí mismos.

Es común que al finalizar el año escolar participen solo "los mejores". El deseo de algunos profesores de: "ocultar los errores" de nivelar a todos por igual ocultará no solo lo malo sino también lo bueno. Yo prefiero "mostrar" el real estado en el que un alumno se encuentra en todas sus etapas.


Algún maestro me dijo alguna vez: el profesor debe ir junto a su alumno, limpiando de su camino todo lo que le moleste y no necesite pero jamás interrumpir su camino. Es importante, cuanto antes definir el camino de un alumno. El profesor no solo debe esforzarse en comprender a su alumno sino en ayudarle a descubrir sus características singulares y comprenderse. Tocar en público es para ellos muy importante. El presentarse en público descubrirá los méritos y las falencias del alumno, enseña una específica tensión y resistencia de voluntad, que es tan importante en la vida del artista.

El interés, el amor por la música y la voluntad es lo que mueve al alumno. No es por la técnica que debe estudiar horas, sino que la música debe generar necesidad por la misma técnica.

Textos tomados del libro "Mi primer encuentro con la música" de la gran maestra de música Anna Artobolévskaya.

Creo firmemente en las fuerzas creativas del alumno, las mismas que sabiendo despertar pueden alumbrar desde lo alto el complejo camino del proceso pedagógico y entonces marchar sobre las normas y planes autoimpuestos. Si un niño aprendió a amar con fuerza su pieza, entonces será capaz de generar maravillas incansables y dar sorprendentes resultados de su trabajo.